lunes, 30 de agosto de 2010

EL DON: Capítulo 1


CAPÍTULO 1: Despertar

Me incorporé en la cama sobresaltado, mi respiración era entrecortada y estaba sudando sin parar. Miré el reloj, todavía faltaba una hora para que sonase el despertador, miré de reojo la almohada empapada en sudor, y con un bufido me levanté de la cama. Estaba claro que no me apetecía volverme a dormir, así que por si acaso preferí prepararme un café. Fui al lavabo meé y me lave las manos y la cara. Por un momento me miré al espejo, mis ojos azules estaban teñidos de rojo y las ojeras parecían que me iban a invadir toda la cara, me volví a lavar la cara con agua abundante, por un momento pensé que de esa forma me desapareciera las ojeras, y antes de volver a mirarme me sequé y fui a por el café que tanto deseaba.

Estaba realmente enfadado, normalmente lo estoy cuando me tengo que levantar temprano, pero hoy tenía una reunión importante con el jefe de ventas de mi empresa, y tenía que estar completamente despierto.

Mientras saboreaba mi Winston humeante, me bebí el café que me calentaba las manos de una forma agradable. El otoño estaba bastante avanzado y a una hora tan temprana ya se notaba el frio. Me pegué una buena ducha, y después me puse un remedio chino contra las ojeras con aroma de soja.

Me vestí con mi traje negro Emidio Tucci, una corbata de seda natural en gama de azules, una camisa de algodón aloe vera y unos zapatos negros. Me puse gomina hasta que el color negro de mi pelo reluciera y unas gotas de colonia Hugo Boss y ya estaba preparado para enfrentarme a cualquiera.

De camino hacia el coche, que tenía aparcado un poco lejos de mi apartamento, iba pensando en la reunión con el jefe, no es que estuviera realmente alarmado, pero sí que cabía la posibilidad de que hubiera recorte de personal o alguna decisión importante. Últimamente las ventas no habían sido muy buenas y los jefes andaban mosqueados y aunque seamos unos de los principales vendedores de bombillas de toda Cataluña, cuando se pierde dinero se toman decisiones estúpidas.

Un sonido divertido me sacó de mi ensimismamiento, cuando abrí mi móvil de última generación vi que era un mensaje de Juan mi compañero de ventas:

“Ey nene, que haces que no estas aquí en la reunión, pero has visto k ora es? Pero no te dijeron ayer que la reunión se havia adelantao? Vente corriendo anda, que el jefe esta que exa humo”

Mi cara en aquel momento era para hacerme una foto, enmarcarla y llevarla a concurso. Rápidamente fui corriendo hacia mi coche que estaba durmiendo tal como lo había dejado la noche anterior. Desperté de golpe al Alfa Romeo, y lo enfurecí lo suficiente como para salir corriendo el doble de lo normal. Maldecía a gritos dentro del coche, mientras él zumbaba fuera. La oficina no estaba muy lejos, pero en pleno centro de Barcelona a las 7 de la mañana en coche, cualquier sitio estaba lejos.

Eran las 7:15 cuando aparcaba la maquina en el garaje y fui tan corriendo por las escaleras, subiendo los peldaños de dos en dos, que a punto estuve de caerme. Abrí la puerta del segundo piso y crucé como un cohete el pasillo hacia la sala de reuniones, y cuando abrí la puerta saludando precipitadamente y fui a sentarme en una de las tres sillas libres, levanté la mirada, hice una vista rápida y me percate de que todos mis compañeros estaban tremendamente asustados, y al mirar al director supe porque estaban así. Tenía una mueca en la cara que le revolvía el estomago a cualquiera, y su mirada desprendía tanto odio, que en un momento que le miré a los ojos sentía que me había pegado tal paliza que me había dejado medio moribundo.

Me había convertido en un ser inmóvil y tembloroso, junto con mis compañeros, cuando el director me dirigió la palabra.

- Te crees tú que estas son horas para llegar mequetrefe!!
- Perdona jefe, pero yo no sabía…ayer nadie me dijo…
- No quiero excusas Ordoñez, ya sabes que odio las excusas.
- Buff…Tranquilo jefe, no volverá a pasar.
- Que significa ese resoplido Ordoñy. No quiero que me vuelvas a vacilar, entendido!!!?
- Sí, señor.
- Jajaja, así me gusta que lo entiendas, igual que todos vosotros, lo entendéis verdad.- mirando a todos con aquellos ojos que mordían- Bien, aclarado este punto seguimos desde donde nos ha interrumpido Ordoñy.

La vena de la sien me palpitaba con rabia mientras controlaba los impulsos asesinos que me hacían reventarle la nuez, uno, dos , tres… y comienzo a tranquilizarme.
Las dos horas siguientes las pasé escuchando estupideces y sobre informándome de lo jodido que estaba el mercado.

En cuanto se acabó la reunión y todos se dispusieron a salir por la puerta…

- Juan y Ordoñez!- el jefe estaba medio sentado en la mesa de reuniones haciendo indicación con la mano de que nos acercáramos. – venid aquí que os tengo que comentar un tema.
- Si señor!- Juan y yo ya sabíamos la respuesta que siempre esperaba el jefe, y le hicimos caso y nos acercamos.
- Tengo una gran oportunidad para vosotros- estas palabras suelen ser el comienzo de un trabajo indeseable- Ey! No me miréis con esa cara, todavía no sabéis de que trata el asunto y parece que os vaya a anunciar una muerte!!- su cara intentó mostrarse más amistosa de lo normal, algo que me hacia estremecer- Vamos a hacer una cosa, tenéis hambre?-preguntó levantándose de la mesa y arqueando las cejas.
- Yo me muero de hambre jefe – dijo Juan, al que estaba claro que comenzaba a sentarle bien la repentina simpatía del jefe.
- Bueno sí, la verdad es que todavía estoy en ayunas- contesté sinceramente.
- Pues entonces está decidido! Ahora mismo nos vamos a un sitio que yo conozco. Ya basta de hablar de temas serios con el estomago vacio.
En ese mismo instante cogió su chaqueta y le comunicó a su secretaria que se iba a almorzar, ella asintió y nos despidió con una sonrisa. Bajamos por el ascensor en silencio. Yo miré a Juan preguntándole con la mirada sobre esa extraña situación, pero él parecía encantado con acompañar al jefe a almorzar, me imagino que se debiera sentir importante o se pensaba que estaba ascendiendo un eslabón en el trabajo con aquel hecho, algo que evidentemente era lo que quería el jefe que sintiéramos para poder así hacernos sucumbir a sus ordenes de una forma más sencilla.

El jefe nos dirigía hacia el garaje. Comencé a notar un cosquilleo por el estomago al darme cuenta de nuestro destino, desde que vi ese coche por primera vez el mes pasado cuando el jefe se lo compró, ya me quede embobado largo rato contemplándolo, y ahora parece ser que iba a ser testigo interior de los 360cv de esa preciosidad. Esas curvas comenzaron a tomar forma al acercarnos, el capó brillaba en la oscuridad, y los faros que me miraban se iluminaron con un pequeño sonido sordo.

Estaba bastante emocionado, y cuando estuve a punto de llegar al coche, el jefe abrió la puerta delantera y mientras se sentaba dijo con aquél horroroso susurro arrastrando la palabra “Seguidme…”, esa maldita palabra me devolvió a la realidad, cambiando la visión del Mercedes-Benz SLK 55 AMG por la de mi Alfa Romeo, que ahora parecía un juguete en comparación con aquella maquina atroz, y allí nos dirigimos casi arrastrando los pasos.

- Has visto que bien el jefe- dijo Juan con aire optimista- sabía que todo este tiempo trabajando incesantemente tendrían su recompensa.
- Juan, yo no me fiaría mucho - le dije con aire un tanto preocupado mientras el Alfa nos guiñaba el ojo.
- ¿Por qué? – me preguntó mientras abría la puerta del copiloto y se sentaba- ¿no has visto de qué forma nos ha hablado cuando no estaba delante de los demás?, eso quiere decir que nos tiene en consideración.
- Bueno, tu piensa lo que quieras- le dije resignándome mientras le inyectaba fuerza a Romeo- pero yo no me fio.
En cuanto nos metimos en las rondas el Alfa tuvo que sudar 95 sin plomo para poder dar caza al Sr. Mercedes.

domingo, 29 de agosto de 2010

EL DON: Prólogo


PRÓLOGO: El Infierno

El sonido infernal retumbaba en la sala abarrotada de gente, la oscuridad lo engullía todo por momentos, antes de que alguna luz endeble se moviera aleatoriamente. El grupo subido al escenario pronunciaba sonidos guturales que parecían tener algún sentido y movían las cabezas de arriba abajo con tal ímpetu, que parecía que se le fuera a salir volando de un momento al otro. La gente parecía endiabladamente enloquecida, y en el momento que la canción se repetía se liaban a empujarse unos a otros, y como me temía desde hacía rato los empujones llegaron a mí.

No sabía que hacia allí, en mitad de todos aquellos melenudos, pero de repente una ira creciente se fue apoderando de mí, todo mi cuerpo se tensó, y mis ojos se fijaron, desorbitados, en el puto gilipollas melenudo que me había empujado. Mis puños se cerraron, corriéndome sangre por las manos, y comencé a soltarle puñetazos sin parar. Se cayó al suelo y se intento proteger con las manos, pero yo había entrado en puto frenesí, e incluso me creía que le estaba pegando al ritmo de la música, cuando note un fuerte golpe en la cara, y un momento en el aire antes de caer al suelo. Cuando levanté la vista, dos tiarrones melenudos me miraban con esos ojos llenos de fuego, estaba claro que el gilipollas no había venido solo.

De repente, me veía rodeado de melenudos llenos de odio que me querían pegar, no pegar…¡¡¡sino matar!!! Todos los ojos de los que me miraban con desprecio se habían convertido en fuego, destellos brillantes azulados, negros y rojizos se consumían en pleno odio contra mí, y yo allí tumbado sin saber cómo narices había llegado hacia esta situación, cuando ese momento de silencio inhóspito fue interrumpido por uno de los melenudos que me chafo la cabeza contra el suelo de una patada, y todos los demás le siguieron. Notaba miles de punzadas de dolor recorriéndome todo el cuerpo, por un instante llegue a ignorar el dolor de lo entumecido que lo tenía todo, pero pronto llegaba intensificándose mucho más. Esos minutos, mi cuerpo los había traducido en horas, y me sentía exhausto cuando justo acabaron de pegarme, no sé si por aburrimiento, por cansancio o incluso por pena, pero, de momento, podía respirar, algo que 5 minutos antes no hubiera asegurado que sucediera.

Me intente mover, pero difícilmente lograba mover ni un musculo. Ellos se reían a carcajadas escalofriantes, cuando un melenudo con la cara llena de sangre, que por un momento pensé incluso que fuera mía, me cogió con fuerza por el pescuezo y me dijo con una voz áspera “Acabas de firmar tu pena de muerte chaval”, y seguido me escupió en la cara y en un momento sentí una punzada de dolor en los huevos, que me subía por el estomago, y un golpe en la cabeza que me acabó de rematar.

No sé cuánto tiempo había estado inconsciente, pero cuando desperté tenía los ojos tapados, y las manos atadas. Escuché mucho alboroto a mí alrededor. Parecía que estaban preparando algo. Abrí la boca, para intentar pedir clemencia para lo que quieran que fueran a hacer, pero no podía, noté un gran charco de sangre en la boca, y la escupí, pero para mí horror no podía pronunciar palabra, no tenía lengua, parecía que estaba allí, pero no estaba.

El alboroto comenzó a crecer, comenzaron a gritar “Ey, que ya se ha despertado”, “Mirad como se retuerce”, “¡¡Venga joder!! Vamos a comenzar con lo bueno de una puta vez” y otras palabras ininteligibles.

Comencé a inquietarme verdaderamente, de hecho comencé a sollozar en cuanto escuché el sonido de una moto sierra acercándose y la gente gritando, parecía que estaba llegando a su máximo apogeo.

El sonido se fue acercando y acercando, el terror más profundo me estaba invadiendo, cuando noté un tirón que me arranco la venda de los ojos, a la vez que la hoja de la moto sierra respiraba en mi cuello, escuché como de mi garganta sonaban sonidos y chillidos irreconocibles y desesperados, la gente reía sin parar, y el hombre de la moto sierra se me acerco y me susurro “Esto es lo que pasa cuando te metes con los Diabblos”.

Y con una risa malvada comenzó a cortármelas orejas, un dolor punzante, un pitido y entonces comencé a perder el conocimiento, y en mi último suspiro pude ver como el de la moto sierra se arrancaba la cara, y de debajo salía un cráneo con los ojos llameantes y de su boca salió una llamarada que…

jueves, 26 de agosto de 2010

El Colegio Público de Horrores




Hace mucho, mucho tiempo un niño normal y corriente con 11 añitos en su haber, (el cual ahora considerarian enfermo mental, obligado a ir a un psicólogo durante toda su infancia y alejado de sus padres por pensar en sangre, vísceras y demás exquisiteces, y que por suerte en aquella época no estaba mal visto), se inventó esta historia para "Castellano", y aquí la plasmo con toda su belleza (esas faltas ortográficas que escuecen en ojos, orejas, nariz y cabellera...)

Historia de Terror
El Colegio Público de Horrores

Havia una vez un niño que se llamaba Jorge. Los padres de Jorge querían que se cambiàran a otro colegio que se llamaba C.P. Horrores. Sus padres decían que el colegio hacia broma con el título y por eso cambiaban el nombre cada año peró en realidad se llama C.P. Terrassa, su padre lo dijo por decir porque eso no es verdad. Sus padres querían que se cambiara a ese porque estaba cerca y era gratuitas las clases. Entonces el primer dia de colegio, vio que todos los niños estaban disfrazados de Horrores, también lo estaba el profesor. Quando entro Jorge todos los Horrores se quedaron mirándole. Lo peor es que no había ni patio, ni te dejaban libros, solo había una clase y no había Biblioteca.

El niño se extrañaba bastante.

Los niños hacían bromas como: ponerte el pie para que té caigas de morros, té daban puñetazos lo peor de eso és que los profesores no hacían nada. Cuando faltaba poquíssimo para salir me castigo el profesor por estar callado. Me castigarón en el pasillo. En el pasillo intentaba buscar la salida porqué por donde yo había entrado había pared y ninguna habitación. De pronto encontré una habitación en la puerta decía comedor. Entre y todo estaba lleno de sangre y también de cabezas de niños cortadas. Al lado de las cabezas de niños ponía comida pasada no comer, entonces se asusto mucho cuando fue corriendo para salir de pronto se cerró la puerta. Entonces se dio cuenta de que una de sus cabezas era la de su hermana que desapareció hace 7 años. Cuando estuvo unas 3 horas apareció un dragon que traspasaba las paredes. Un dragon real. Entonces el dragon le hechaba fuego y Jorge con suerte lo esquibava. También se oian voces que animaban al dragon. De pronto el dragon desapareció y aparecieron los Horrores que estaban alegrados y decían gritando.

- Ha comer! Ha comer!

Entonces comprendí que se comían a los niños. Se dieron un buen banquete y la comida del banquete se llamaba “Humano asado” y entonces siguieron matando niños y haciéndose banquetes.


FIN






Espero que hayais disfrutado de esta obra maestra, remasterizada 14 años después, tanto como yo al intentar traducirla del original. XD.


Un saludo


Zopenko Smith

domingo, 22 de agosto de 2010

En Cuerpo y Mente


2 meses hace ya de aquél tiempo en el que cogí el blog por primera vez. Con aquellas ganas insaciables de un adolescente enamorado.

Por un momento, en mi mente pasó la gran utopía de poder actualizarlo semana tras semana, e incluso hasta 2 y 3 veces por semana… buff, que lejos queda la realidad, de aquella imaginación ilusionada que crea la novedad.

Pero aquí me tenéis quitándole el polvo y escribiendo en este trozo de papel virtual que me hace vomitar los pensamientos plasmándolos sin piedad, y ha tenido que ser ésta puñetera noche, a las 4 de la mañana después de haber sufrido felizmente un concierto de los Mojinos Escozíos de 2 horas y media.

En este estado de serenidad mental y con alguna cervecilla recorriéndome las venas, me tienen que entrar las ganas de garabatear con o sin sentido este blog (Con lo bien que estaría yo durmiendo la mona en la cama…).

Pero bueno, son cosas que pasan, si a mi cuerpo le entra la vena de perder el tiempo escribiendo tonterías, pues se pierde el tiempo escribiendo tonterías y ya está. Unos días por ti y otros por mí, eso sí, si luego me da la gana ponerme a correr un par de horas, espero que mi cuerpo lo respete, porque si no se va a tirar escribiendo hasta las tantas quien yo me sé.

Lo ves, ha sido comentar lo del par de horas y mi cuerpo ya se quiere ir a sobar, y encima dice que con lo que ha escrito, solo me da para media hora de carrera. Ya me dirás tu, para que narices quiero salir de un sitio corriendo para llegar lo antes posible al mismo sitio, pos para eso me quedo en el mismo sitio y aprovecho ese tiempo para una siestecilla.

Ya hemos llegado a un acuerdo, mañana dormimos un par de horas más, y cuerpo y mente quedan en paz.

Un saludo señores y gracias por escuchar tras la puerta entreabierta de mis pensamientos inútiles.