lunes, 19 de septiembre de 2011

Un Día de Playa



Las olas en calma decoran el mar plagado de gente. Como si utilizaras el rellenar espacio del paint con varias tonalidades, lejos quedan esas rayas oblicuas y esos pájaros de dos rayas. Aquellas nubes de tres círculos, o aquél Sol sonriente de flequillo leonil. La realidad es en realidad un copia y pega de la ficción, pero con más matices.

Pasan las horas, y se puede ver al Sol volando hacia el horizonte, mientras es ahora cuando la gente decora el mar, los ojos de las más bellas barrigas se tapan y las voces van bajando de tonalidad.

Llegó el momento de marchar a un lugar mejor, un lugar en donde mejor se está, en donde la arena deja pasar a unos tablones de madera, y en donde se puede la piel secar mientras se moja la garganta.

Allí estamos, de camino al pequeño paraíso. Como si fuéramos unos Reservoir Dogs Hawaianos, con nuestras gafas de sol, toalla al hombro y chancletas en las manos. Resplandecientes lucimos a la luz del Sol, como si nos tratase como un gran mito, nos sentamos a la sombra, alzamos la mano y un personaje mágico sale, por fin, por fin hemos llegado al chiringuito.

Zopenko Smith

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