Las cortinas ondeaban al viento y en la habitación no
existía el tiempo,
Pero entre las sábanas se bailaba a ritmo de tortuga. Dedos
de dos ruedas viajaban por el continente de su ser, dibujando las orillas que
las separaba del mar de algodón, con aquellas olas de tela.
Las cortinas ondeaban al viento y en la habitación no
existía el tiempo,
Pero entre las sábanas la tortuga corría. Los dedos
curiosamente se quitaban la camiseta en los puertos de montaña. Allí en lo más
alto no existía el frio, pero si costaba respirar.
Las cortinas ondeaban al viento y en la habitación no
existía el tiempo,
Pero entre las sábanas la pantera comía tortuga. Los dedos
sudorosos se deshacían en aquel pequeño bosque brasileño. Allí los cocos se
veían altos y jugosos, y el suelo temblaba.
Las cortinas ondeaban al viento y en la habitación no
existía el tiempo,
Pero entre las sábanas la pantera alcanzaba la luz. Los
dedos habían desaparecido, ahora buceaban. No se habían podido resistir a aquel
oasis de éxtasis.
El apocalipsis comenzaba, los temblores y escalofríos
atormentaban a aquella tierra suave que chillaba como una diosa enfurecida que
iba y venía.
Parecía el fin de mundo, pero en aquélla nube pomposa de
cuatro patas, el Olimpo comenzó su creación divina.
Zopenko Smith
Brutal!
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