martes, 31 de mayo de 2011

Prisión Imaginaria

 

Porque de repente me he dado cuenta que eres tan grande como mis ojos quieren que seas. Ha llegado el momento de empequeñecerte por mi bien, y encontrar el camino como corazón solitario, y no compartiendo el alma con el fantasma del deseo, al que rozo con los dedos sin llegar a alcanzar. Por fin comienzo a estar a gusto en mi pecho espacioso, sin estrecheces innecesarias y sin sangrar lagrimas imaginarias.

Comienzo a saborear el regusto de descansar, de tus imágenes de alta resolución y tus videos en HD. Por fin en el tiempo puedo retroceder para poder verte tan solo en tus retratos de lienzos polvorientos y en tus videos de 8 milímetros. Fuiste la bella y calurosa estrella en la que he orbitado durante toda mi vida hasta que te has convertido en un cometa frio y pedregoso que desaparece sin más.

Siento estas cadenas cursis, como cada vez me aprisionan menos, y noto como esta celda llena de besos de piedra, se ensancha al ritmo de mis pulsaciones alegres y ruidosas. Los ojos se me despiertan después de años cerrados, desemperezando las lagañas traidoras que me encerraban en mi mente, mostrándome la película de tu vida, que aun sin salir ni en los créditos, mil veces me veía.

Respiro hondo el aire hediondo que ya no puedes corromper con tu dulce fragancia, y con una fuerza que las lágrimas me habían robado, me despojo de mis cadenas y sonrío al ver el techo de mi celda derrumbado.
Ya no me afectan tus sueños, ya no temo por tu presencia, ya no vivo para ti, ni quiero tu amor. Tan solo te he guardado en mi, un rinconcito que no puedo hacer desaparecer, es tu pequeño espacio en mi ser, que siempre he tenido y siempre tendré, ese espacio que incita al recuerdo, y que como de una semilla se tratase en cualquier momento puede florecer.

Zopenko Smith

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