miércoles, 29 de abril de 2015

Mundos Paralelos


Merodeando por las calles rebusco sin cesar. Una a una, paso por cada cabina telefónica sin encontrar la que me pueda hacer viajar al pasado. La que consiga por fin mandarme a una de esas realidades que tanto anhelo.

Son los mundos paralelos de otros yo los que envidio. En uno te beso entre sonrisas. En otro te abrazo y sin querer, en un lenguaje en el que solo nuestros cuerpos entienden, acabamos enlazados. También existe ese en el que el tiempo se para y puedo contemplar cómo cada una de tus graciosas pequillas me sonríe hasta que mi mejilla las besa. Incluso uno en el que después de acariciarte suavemente y besarte pacientemente consigo llegar a tus labios que me reciben con ternura.

Mi favorito es ese en el que te callo con un beso. Aunque también me gusta ese en el que después de acomodarte el pelo detrás de la oreja te miro, y en ese momento, con nuestras sonrisas hablándose, hacemos desaparecer la distancia que nos separa.

Seguro que me dejo muchos otros mundos iguales o incluso mejores. Pero son tantos que sería imposible decirlos todos.

Si en un tarro pequeño albergaras todas las delicias del mundo y las comprimieras, saldrías tú. Tus miles de sonrisas. Tus infinitas caras graciosas. Tus carnosos labios. Tus abundantes miradas. Tus ya mencionadas pequillas. Ese acento tuyo tan particular. Todas tus curvas, de las cuales podría escribir un libro entero. Tus piececillos graciosos y un sinfín de pequeños trocitos de ti.


Pero aquí estoy yo luchando contra mi deseo. Comiéndome las ganas de intercambiarme con cualquiera de esos yo. Me rebano los sesos intentando buscar una explicación. Un porqué, un cómo. Ojala pueda viajar entre todos esos mundos. Pero no me doy cuenta que estos solo existen en mi imaginación y que si lo pienso bien, todos esos yo soy yo escribiendo delante de mi ordenador.

Zopenko Smith '15

viernes, 17 de abril de 2015

Bienvenido a la Realidad


Algunas veces cuando los personajes Disney me invaden las entrañas me creo que la realidad no sangra. Que la música me rodea y me transporta. Que puedo bailar por las calles, llegar a mi casa y devolver la pureza de mi techo nocturno con una larga sonrisa de ensueño. Lo peor es cuando dejas de creer en lo que no existe. Cuando desbaratas la trama imaginaria del ser feliz que quieres ser. Cuando las lagunas de esa vida que no es tuya son lo suficientemente grandes como para creértela, y que por más que te esfuerces en reconstruirla más se diluye en ese rio de tiempo que conforma el devenir prematuro de la triste lluvia.

Es entonces cuando todo se viene abajo. Cuando la satisfacción de ser quien quieres ser se resquebraja y dudas. Pero estoy cansado de esa oscuridad que me acecha. De esas sombras que con sus dedos largiruchos me intentan atrapar. Estoy cansado de desear encerrarme en mi lúgubre guarida de techos altos.

Es hora de magnificarme. De ser ese gracioso personajillo que ansioso lucha por salir. Es hora de contemplar con una sonrisa la silueta que mi tenue sombra dibuja en la arena. Y es hora de que ese despreocupado lobo tierno y feroz vuelva a reinar en las calles.


Ya llegó la hora. Justo es medianoche y es justo ahora cuando los rugidos de mi hambre me muerden los tímpanos arrebatándome esa inexistente paz que reina en mis sueños y devolviéndome a esa cruel realidad dónde todo es una mierda pero donde yo soy yo.

Zopenko Smith '15